viernes, 28 de marzo de 2014

¿Niños soldados en México?

Por: Daniel Uicab Alonzo
La semana pasada entraron en vigencia nuevas normas para el reclutamiento en el Ejército y Fuerza Aérea mexicanos; entre ellas destaca la edad mínima para causar alta en la milicia, que ahora es de 15 años.

Se disminuyó un año la edad para el ingreso a planteles militares, pues antes de esta reforma los jóvenes eran admitidos a los 16 años y con estudios de secundaria, como cadetes para comenzar su formación en las Fuerzas Armadas.

El porqué de ese cambio radica en que la doctrina militar, el adiestramiento y la disciplina permean con mayor facilidad en muchachos jóvenes. Así, el objetivo de la educación militar es fortalecer los valores y virtudes humanos y militares y desarrollar hombres y mujeres autodisciplinados.

Por otra parte, nada tiene de particular el que se alisten demasiado jóvenes. De hecho, los cadetes del Colegio Militar que murieron en 1847 defendiendo la patria, así como los de la Escuela Naval, en 1914, eran muy jóvenes, casi niños.  

Ceremonia de reconocimiento a mandos en el Cuartel General de la Armada,
 en la ciudad de México, el 27 de marzo de 2014. (presidencia.gob.mx) 

Esto nos recuerda que hace un par de años, cuando Chihuahua era rehén de la delincuencia, el gobernador César Duarte propuso enrolar en las Fuerzas Armadas a los millones de jóvenes que no tienen oportunidades de estudiar, ni opciones para trabajar.

Una buena idea, porque los sistemas educativos militar y naval ofrecen becas para que a la par de una preparación académica los jóvenes inicien su formación militar, y después de cumplir ciertos años de servicio tienen la opción de continuar la carrera de las armas o integrarse a la vida civil con un título profesional.

Así, la Marina y el Ejército son buenas opciones para los jóvenes, principalmente para aquellos cuyas familias no cuentan con recursos suficientes para pagarles una carrera. Lo más importante es que cuando egresan, automáticamente lo hacen con un empleo bien remunerado.


Me consta que la mayoría de los adolescentes están mejor cuando tienen un conjunto firme de reglas y límites y la disciplina para seguirlas. Esto puede constatarse en las escuelas militarizadas, donde para muchos recibir disciplina siendo jovencitos ha sido la clave para tener éxito como adultos.

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Nota del autor
Para saber más acerca de los planteles militares y navales, consultar: http://www.sedena.gob.mx  y www.semar.gob.mx

viernes, 21 de marzo de 2014

Militares con VIH ganan una batalla

Por: Daniel Uicab Alonzo
La Cámara de Diputados –y con ello México– acaba de dar un gran paso en materia de derechos humanos al reformar la Ley del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas (Issfam) para evitar que militares portadores de VIH sean dados de baja. 

El cambio fue impulsado por el presidente Enrique Peña Nieto en octubre del año pasado, dentro de un paquete de cinco iniciativas que envió al Congreso de la Unión.

El asunto no es nuevo. En su informe 2011 “VIH Sida y Derechos Humanos en México: el caso de los militares”, la CNDH advertía que las Fuerzas Armadas son un grupo altamente vulnerable a las infecciones de transmisión sexual y al VIH debido a factores como la edad, la movilidad y la cultura de riesgo, entre otros, y que la violación a su derechos humanos era la práctica común en la prueba de detección del Sida, comenzando por su aplicación obligatoria, contra la que señalan las normas internacionales.

Algunos militares fallecieron sin el cobijo de una ley que amparara a sus familias.

El Ombudsman nacional documentó en ese entonces quejas contra Semar y Sedena desde 1992, que derivaron incluso en la baja de militares seropositivos; soldados y marinos en esa condición eran estigmatizados al ser “obligarlos” a solicitar su baja o desertar, con lo que perdían todos sus derechos para ellos y sus familias. (En 2012, el Ejército admitió que tenía entre sus filas más de 230 soldados con VIH).

La CNDH emitió varias recomendaciones a la Marina y al Ejército para restituir a algunos elementos dados de baja, pero los titulares las incumplían al invocar la tabla de padecimientos del artículo 226 de la Ley del Issfam, que señala las causales de retiro del personal castrense, esto no obstante que la Suprema Corte de Justicia estableció en 2007 jurisprudencia sobre el tema, al señalar que la causa legal de retiro por inutilidad basada en la seropositividad a los anticuerpos contra el virus del VIH, sustentada en la Ley del Issfam, viola el artículo primero de la Constitución.

Ha sido un largo camino para llegar a la reforma avalada por unanimidad el pasado miércoles en la Cámara baja y que deroga el numeral 82 del artículo 226 tantas veces citado, para eliminar los estados de inmunodeficiencia de cualquier origen como causal de retiro en las Fuerzas Armadas. 

Sin duda es solo un paso, pero un paso importante en la protección de la dignidad de todo ser humano.

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Nota: Publicado en mi Columna Acaecimientos el 21 de marzo de 2014, en el periódico Milenio Novedades que se edita en Mérida, Yuc., y en el sitio web www.sipse.com

domingo, 16 de marzo de 2014

Un cuento sobre Pemex

Por: Daniel Uicab Alonzo

Eran los primeros años de la década de los 70. Gigantescos buques-tanques de Pemex fondeaban en la base naval de Icacos, en Acapulco, casi besando la playa para descargar en un par de días sus miles de toneladas de combustibles mientras emergía su impresionante ‘obra viva’. 

Los veíamos desde nuestros guardacostas de la Armada, con “envidia de la buena”. Muchos deseaban embarcarse en alguno de esos buques petroleros que entonces llevaba nombres de presidentes: Guadalupe Victoria, Abelardo L. Rodríguez, Lázaro Cárdenas, y cuyas tripulaciones integraban una veintena de marinos.

Cien mil pesos –se decía– costaba una plaza en Pemex, que se recuperaban en un par de años, por los sueldos privilegiados y otras prestaciones a los trabajadores, que se mantienen a la fecha. Varios buzos de la Primera Compañía de Trabajos Submarinos, e incluso ingenieros mecánicos navales egresados de la Heroica Escuela Naval escucharon el canto de las sirenas y migraron a Pemex (otros lo hicieron a la CFE) en busca de mejor futuro. Lo paradójico: ahora la Marina construye barcos para Petróleos Mexicanos.

Gigantescos buques de Pemex fondeaban en los puertos.

Eran tiempos del presidente Luis Echeverría Álvarez; Antonio Dovalí Jaime dirigía la pujante paraestatal, y Joaquín Hernández Galicia “La Quina” estaba en el apogeo de su poder al frente del sindicato petrolero fundado en 1935, poder que le duraría solo un par de sexenios más.

Por esos años, Pemex despuntaba como la empresa que aportaba mayores recursos a la nación. Apenas en 1971, el pescador Rudecindo Cantarell había descubierto una mancha de aceite que brotaba en el mar de Campeche. “Ocho años después, la producción del pozo Chac marcaría el principio de la explotación de uno de los yacimientos marinos más grandes del mundo: Cantarell”.

Años después, con el ‘boom’ petrolero, José López Portillo nos exhortaría a prepararnos para administrar la abundancia del oro negro… que nunca llegó. Lo que sí llegó fue el escándalo de su amigo Jorge Díaz Serrano, acusado de un fraude por 35 millones de dólares por haber comprado dos buques-tanques con un sobreprecio durante su gestión al frente de Pemex… y la paraestatal siguió siendo el arca abierta y la caja chica del Gobierno y de sus directores...

Todo lo anterior son acaecimientos, registros de la historia, anécdotas; lo que dicen hoy Emilio Lozoya Austin, y otros funcionarios del Gobierno, de que Pemex no está implicado en el mega fraude de Oceanografía, ése es el cuento.

viernes, 7 de marzo de 2014

Fuero militar y otros “privilegios”

7 de marzo de 2014
Por: Daniel Uicab Alonzo

Para ingresar a las Fuerzas Armadas se firma un contrato voluntario en el que se especifican los derechos y obligaciones a los que se queda sujeto y que están plasmados en las leyes y reglamentos que rigen la férrea disciplina castrense.

Comentamos esto porque a finales de la semana pasada se retomó el tema del fuero militar, que pretenden acotar los legisladores, con el argumento de  respetar los derechos humanos de la sociedad civil sin menoscabo de  la disciplina militar. Hay que precisar que los militares fueron lanzados a la guerra contra la delincuencia sin un marco jurídico que normara su función policial.

Representantes de la Marina y del Ejército acudieron a una audiencia pública convocada por la Comisión de Justicia del Senado de la  República, para abordar ese tema toral de la justicia militar. Los primeros precisaron que su modo de actuar y operar es distinto a cualquier otro cuerpo de seguridad y para ello subsiste el fuero de guerra, no como un “privilegio” sino como una jurisdicción especializada. No obstante,  se mostraron flexibles para actualizar el Código de Justicia Militar (CJM) al marco internacional.

En esencia, el Legislativo pretende reformar el Artículo 57 del CJM –que se refiere a los delitos contra la disciplina militar– para fortalecer los derechos humanos de los civiles, sin eliminar el denominado “fuero de guerra” que, dicho sea de paso, en ningún país se elimina.

Marina y Ejército fueron lanzados a la guerra contra el narcotráfico sin un marco legal que regulara su actuación.

Ya la norma prevé que los delitos cometidos por militares en que intervengan civiles sean juzgados por jueces civiles. Un ejemplo del acotamiento al fuero militar se dio a principios de esta semana cuando  la Suprema Corte de Justicia amparó a dos militares acusados de delincuencia organizada, para que no fueran trasladados de prisión militar a un reclusorio de máxima seguridad sin autorización del juez militar que instruyó el proceso.

La orden de ese traslado no concedido provino de la autoridad facultada por la ley que rige el fuero de guerra, nada menos que  el director General de Justicia Militar. En otros tiempos, esto no hubiera sido posible.

Anexo "1"

Juzgados por civiles
El 27 de septiembre de 2013, en mi colaboración “Los retos del Atlas” narré la siguiente anécdota:

“Era una madrugada de principios de los años 80, en la entonces VI Zona Naval de Guaymas, Sonora. Un joven infante de marina realizaba su turno de vigilante en la Guardia en Prevención donde tenían confinado a un tercer maestre (sargento segundo) que iba a ser trasladado a la ciudad de México para ser juzgado por usurpación de funciones.

“La caseta de la guardia no tenía un lugar seguro para alojar detenidos, lo cual aprovechó el maestre para huir por una larga callejuela que desembocaba en la avenida principal del puerto. El infante corrió tras él y, como marca el protocolo, le ordenó detenerse tres veces, luego disparó al cielo para amedrentar al fugado, quien por fin se detuvo. Solo que en Guaymas abundan los cerros y en ellos hay viviendas: la bala mató a una joven. El joven marino fue detenido y llevado a la ciudad de México donde fue juzgado por un juez civil, al igual que el frustrado prófugo”.


Por esos días, la Comisión de Justicia del Senado iniciaba las audiencias públicas para analizar la reforma de justicia y fuero militar. Y le siguen dando vueltas...

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Nota: Publicado el 7 de marzo de 2014 en mi columna Acaecimientos, en el periódico Milenio Novedades, y en la página SIPSE.com 

viernes, 28 de febrero de 2014

La recompensa por "El Chapo"

28 de febrero de 2014
Por: Daniel Uicab Alonzo

Lo más seguro es que no los conozcamos. Ellos tampoco podrán presumir. Quizás ni a sus familias se lo confíen. Tal vez un reconocimiento muy privado del alto mando de Marina y, quizá, el saludo del presidente. Paradójicamente, los infantes de Marina que capturaron en Mazatlán a Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, no verán un peso de los 30 millones que la PGR ofrecía, menos un dólar de los 5 millones que puso Estados Unidos por el narcotraficante más buscado del mundo.

Por seguridad propia, su identidad será resguardada. Dudo incluso que sus nombres sean mencionados en las órdenes generales de las unidades y dependencias de la Marina para ser saludados con los honores de ordenanza, como se acostumbra en otros casos.

El Chapo Guzmán fue detenido en el puerto de Mazatlán

Lo más seguro es un ascenso, una condecoración y… aunque suene a cliché, la satisfacción del deber cumplido, que no es menos, pues para los infantes -varios años estuve encuadrado en compañías de IM- esto es muy importante ya que se consideran, y lo son, un cuerpo de élite dentro de la Armada de México.

Ese procedimiento no es nuevo. A principios de los años 70, un joven tercer maestre (sargento segundo) al mando de un destacamento de marinos en Isla Pérez, Yucatán, detuvo a unos narcotraficantes con un cargamento de droga. En recompensa, fue ascendido a oficial (se saltó un grado) y enviado a la escuela Escala de Mar en Veracruz como oficial-alumno.

Llegó a ser comandante de compañías de Infantería de Marina y se retiró tras una impecable carrera de más de 30 años, con el grado de capitán de corbeta de Infantería de Marina. El protagonista reside en la ciudad de Mérida.

Regresando a la captura de El Chapo Guzmán, este logro de la Armada, reconocido por el presidente Enrique Peña Nieto, el secretario de la Defensa y una gran mayoría de la ciudadanía, deja en claro que nunca como ahora la Armada y el Ejército -junto con otras fuerzas federales- operan en forma coordinada por un objetivo común: la seguridad de la nación.

Por eso, aunque no lo parezca, la recompensa es lo de menos.

Anexo “1”

El palmarés de la Armada 

Con la detención, el pasado sábado 22 de febrero, de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, la Armada de México corona una serie éxitos en la lucha contra el narcotráfico.
Destacan el abatimiento de los capos Arturo Beltrán Leyva alias El Barbas (en Morelos); Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta, y Heriberto Lazcano Lazcano, El Lazca (en Coahuila).

Asimismo,  el arresto de El Z-40, Miguel Ángel Treviño Morales, en julio de 2013, donde, como en la captura de El Chapo, tampoco se hizo un solo disparo.

¡Cómo no vamos a estar orgullosos!

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Nota: Publicado el 28 de febrero de 2014 en el periódico Milenio Novedades que se edita en Mérida, y en el sitio SIPSE.com. 

viernes, 21 de febrero de 2014

La otra campaña del Ejército

21 de febrero de 2014
Por: Daniel Uicab Alonzo

Los tiempos cambian, y también las formas de comunicación, un aspecto tan importante en que el Gobierno Federal ha puesto énfasis en todas sus dependencias, particularmente en las que más dan la cara a la sociedad.

En este contexto vemos al Ejército metido de lleno en otra campaña, la mediática, para cambiar la imagen que la ciudadanía tiene de los soldados, lo que ha comenzado a dar buenos resultados.

Y es que, en su Programa Sectorial 2013-2018, la Sedena plantea fortalecer su política de comunicación social y de relaciones públicas, a través de estrategias como: 1) Establecer relación con los medios, con el objetivo de difundir información de interés nacional sobre las Fuerzas Armadas, y 2) El desarrollo positivo de la imagen institucional, a cargo de la Dirección General de Comunicación Social



Un ejemplo de esas estrategias ha sido la exhibición itinerante “Fuerzas Armadas… pasión por servir a México”, que ha permitido a los civiles conocer y valorar el rol de soldados y marinos.

Y el más reciente: poco antes de celebrarse el Día del Ejército salió a la luz una encuesta de Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE), que reveló que la gente opina que la milicia es sólida y encabeza las cinco principales instituciones en el país: Ejército, Marina, Iglesia Católica, IFE y Policía Federal.

Además, ya vemos a comandantes de Zonas Militares y Navales ofreciendo entrevistas de “banqueta”, respondiendo a cuestionamientos de reporteros, algo un tanto inusual, y no sabemos por qué, ya que por lo general la prensa les da un trato deferente a los mandos.

Si la estrategia es posicionar la imagen institucional de nuestro Ejército de tierra, aire y mar, consideramos que hace falta una mayor apertura de las oficinas regionales de Comunicación Social, no como una forma propagandística sino informativa.


Más allá de las operaciones contra el crimen organizado, la gente debe saber qué hacen los integrantes del Ejército y la Armada de México. Si información es poder, también comunicar lo es.

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Nota: Publicado el 21 de febrero de 2014 en el periódico Milenio Novedades que se edita en Mérida, y en el sitio SIPSE.com. 

viernes, 14 de febrero de 2014

Ascenso, "solo para efectos..."

14 de febrero 2014
Por: Daniel Uicab Alonzo

En cualquier ámbito laboral uno de los deseos de los trabajadores es obtener un ascenso, que representa no sólo aumento salarial, sino una mejor posición y el deseo natural de ir escalando posiciones, lo que también beneficia en la jubilación. En las fuerzas armadas esto va más allá, pues el ascenso es consustancial a la milicia: portar un grado confiere poder -en el amplio y estricto sentido de la palabra-, indispensable para el ejercicio del mando.

Hasta antes de las recientes reformas de 2013 a la Ley del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas (Issfam), los militares que llegaban a la edad de retiro –igual que  quienes lo solicitaban voluntariamente– podían ascender al grado inmediato, siempre y cuando cumplieran cierta antigüedad en la jerarquía que ostentaban. 

De abajo hacia arriba, gorras para ofiviales, capitanes
y almirantes de la Armada de México. 

Lo anterior les daba derecho a portar las insignias del grado con que pasaban a retiro. Pero el artículo 16 del Reglamento de la Ley del Issfam señala: “Para efectos del artículo 27 de la Ley, el ascenso al grado inmediato será únicamente para el cálculo y el otorgamiento del beneficio económico correspondiente, conservando para todos los demás efectos el grado que se haya conferido al militar en términos de la Ley de Ascensos y Recompensas del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos” o de la Ley de Ascensos de la Armada de México, según corresponda.

Esto implica que en las credenciales de identidad militar que se expiden al personal retirado se le considere con el grado que ostentó en el activo, no con el que asciende “para efectos…”

Si bien es importante cobrar el haber de retiro con el grado inmediato superior, también lo es ostentarlo, pues trae implícitas las atenciones y consideraciones a la nueva jerarquía. Ahora, quienes asciendan a mayores (capitanes de corbeta en la Armada) no evitarán el pase de “revista”, y los sargentos primeros que asciendan a subtenientes no podrán portar armas, un derecho que se otorga a partir de oficiales.

Hay inconformidades sobre esa y otras reformas a la ley del Issfam. Ojalá y los secretarios de Defensa y de Marina escuchen estas demandas justas, derechos ganados en el activo, desde donde se sirvió a la sociedad y a la Patria.

Anexo "1"

El descenso de “El Toby”


Es tal la importancia de los grados en el Ejército y la Armada, que muchos esperan unos años más para tener derecho a retirarse con el inmediato. Particularmente cobran relevancia los ascensos a mayor (capitán de corbeta) y a general de brigada (contralmirante).

Cuando recién la Marina abrió su escalafón al personal de Escala de Mar (formados desde tropa), la aspiración máxima era portar la estrella de capitanes de corbeta, y aspirar, para efectos de retiro, a la segunda de capitanes de fragata.

Y va la anécdota: Por el año 1985, hubo en el Centro de Capacitación de la Armada (Cen-Cap), en Veracruz, un Teniente de Navío despensero apodado “El Toby” (realmente no recuerdo el nombre), apreciado por los mandos y, en especial por el entonces director a quien agasajaba con suculentos desayunos veracruzanos para sus frecuentes invitados.

Como es tradición, el 20 de noviembre de ese año se confirieron los ascensos y El Toby llegó al día siguiente luciendo uniforme, palas y gorra con laureles correspondiente a los capitanes de corbeta, pero poco le duró el gusto, algo pasó… no sé bien a bien si fue error o una broma que le jugaron, el caso es que días después El Toby volvió a lucir sus insignias de Teniente de Navío, aunque ya no lo vimos tan bonachón como siempre.


Seguramente El Toby se fue de retiro con su estrella, pero siempre recordará el mal rato que le hicieron pasar ese año del terremoto en México.

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Nota: Publicado el 14 de febrero de 2014 en el periódico Milenio Novedades que se edita en Mérida, y en el sitio SIPSE.com. 

viernes, 7 de febrero de 2014

Otra "Llamada de Tropa"

7 de febrero 2014
Por: Daniel Uicab Alonzo

El 18 de diciembre de 1998, medio centenar de militares -en activo y con problemas con la justicia militar- caminaron por calles de la ciudad de México, con pancartas y banderas, para entregar una proclama a la Cámara de Senadores.

Encabezados por el teniente coronel médico cirujano Hildegardo Bacilio Gómez, el autodenominado “Comando Patriótico de Concientización del Pueblo” acusaba al entonces secretario de Defensa, Enrique Cervantes, de cometer abusos, por lo que pedían cambios en la justicia militar. Eran tiempos de Ernesto Zedillo en la Presidencia.

Era un hecho inédito entonces. La aventura terminó con el coronel Bacilio Gómez enviado a prisión acusado de veintidós delitos, entre ellos insubordinación, conspiración, sedición, conspiración para cometer sedición, infracción de deberes militares, etc. Los otros oficiales, unos también acabaron presos, otros desertaron o fueron dados de baja.

No es la misma situación ni escenario, pero ahora, la Federación de Militares Retirados (Femirac) "Francisco J. Mújica" -que aglutina a jubilados y pensionados del Ejército, Fuerza Aérea y Armada- convoca a sus delegaciones que tiene en casi todo el país a una nueva marcha (lo hace casi desde su fundación en 1999), nada menos que para el 19 de febrero, Día del Ejército.

En su “Llamada de Tropa” de este año, la asociación que encabeza el general retirado Samuel Lara Villa reclama siete puntos, entre los que destaca el cinco, que se refiere al Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas (Issfam).

Afirma que se incumple el mandato de “vida digna a los militares en situación de retiro”, y advierte que los que están en activo no se percatan de los cambios que promueve el propio instituto “conculcando los derechos y prestaciones a futuro”.

No lo sabía, pero aquel grupo encabezado por el teniente coronel Hildegardo Bacilio fue la avanzada para que ahora incluso militares (los retirados lo son pero están en reserva) puedan manifestarse y reivindicar sus derechos, aun cuando se rijan por leyes y reglamentos castrenses.

Falta mucho, pero la Femirac está haciendo camino al marchar para que sus reclamos –sin lugar a dudas válidos- tengan eco en los altos mandos del Ejército y la Armada de México, que no deben olvidar que alguna vez estarán retirados.

Nota del autor

Para conocer más acerca de la marcha que convoca la Femirac, pueden consultar el blog de la asociación, en la siguiente dirección de Internet dando clic aquí: http://femirac.blogspot.mx/

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Nota: Publicado el 7 de febrer de 2014 en el periódico Milenio Novedades que se edita en Mérida, y en el sitio SIPSE.com.  

viernes, 31 de enero de 2014

La camioneta que "circula" por rumores


31 de enero 2014
Por: Daniel Uicab Alonzo

Considerados como historias que ocurren en un plano paralelo al nuestro, en donde lo improbable se hace probable, los mitos urbanos han existido desde hace años e incluso se han llegado a considerar como hechos verdaderos.

Aparecen y desaparecen de repente, sin que se sepa bien a bien su origen y objetivo, siempre en forma coyuntural a algún hecho o asunto de actualidad. Uno de ellos fue el ‘chupacabras’, a principios de los 90, que de cuando en cuando reaparece, ya en una ciudad de México, ya en otro país.

Ahora el de moda es una misteriosa ‘camioneta’, en un inicio blanca y modelo Trafic, que circulaba en otros países, con un frigorífico en el que –se dice– los tripulantes guardan los órganos de sus víctimas, generalmente niños que sacrifican.


La historia, que se repite en otras ciudades mexicanas, llegó a Yucatán hace unas semanas pero con años de atraso –ya se conocía desde 2005 en Argentina–, corregida y aumentada, y no obstante que se ha desmentido por las autoridades, se sigue alimentando, como si existiera el deseo de que el mito se convierta en realidad, como en el cuento de Gabriel García Márquez “Algo muy grave va a suceder en este pueblo”.

Lectores de las notas sobre la camioneta misteriosa, publicadas en SIPSE.com, desechan a priori los desmentidos y, más aun, con sus comentarios echan gasolina para que el rumor siga sobre ruedas. Sostienen que la mejor evidencia es la presencia de los retenes policiales, aunque éstos siempre se instalan periódicamente y en diversos lugares.

El asunto ha llegado al extremo de que, en Tizimín, una mujer acudió a recoger a su hijo a la escuela armada con una escopeta, ante la narración del menor de que un hombre pretendía llevárselo. Y en Acanceh, para ocultar una cita con el novio, una joven inventó que los de la camioneta intentaron secuestrarla.  


Lo cierto es que “la camioneta blanca que secuestra niños para sacarles los órganos” NO circula en Yucatán; circulan rumores, y es irresponsable propalarlos porque nos hacen vulnerables… o vaya a resultar que “algo malo suceda en este pueblo”.

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Nota: Publicado el 31 de enero de 2014 en el periódico Milenio Novedades que se edita en Mérida, y en el sitio SIPSE.com. 

viernes, 24 de enero de 2014

Códigos de Templarios michoacanos

24 enero 2014
Por: Daniel Uicab Alonzo

“Si, por desgracia, yo traicionara mi juramento, ruego ser ejecutado por la orden como un traidor”, reza el código de los Caballeros Templarios de Michoacán, divulgado en julio de 2011 por The Associated Press, lo que confirma que se dejó crecer a este grupo delictivo, y ahí están las consecuencias.

El surgimiento del grupo criminal se ubica el 8 de marzo de 2011, y se atribuye a Servando Gómez Martínez, “La Tuta”, y Enrique Plancarte Solís, “El Kike”. Su misión principal era “proteger a los habitantes y al territorio sagrado del Estado libre, soberano y laico de Michoacán”.

El libelo que contiene los "postulados" de los Templarios. 

Partes medulares del juramento (página 22 del código, que difundió AP) señalan: “Juro combatir la injusticia y socorrer a mi prójimo. Juro respeto a las damas, veneración a las madres, protección a los niños y a los ancianos, asistencia a los enfermos y a los necesitados”.

Sin embargo, desertores de los templarios han revelado que la conducta de los líderes dista mucho de sus postulados: “Decían que no se debía maltratar a las mujeres y lo hacían; que no había que llevarse niñas y también lo hacían; que no se dedicaban al secuestro y secuestraban’’, reveló a La Jornada un ex templario que pasó a filas de las autodefensas.

Ese código tiene reminiscencias de los postulados de la Orden DeMolay, formada tras la muerte de Jacques de Molay -último Gran Maestre de los templarios-, de los Rosacruces y de la Francmasonería, sociedades iniciáticas vigentes cuyos orígenes y fines pueden consultarse en diversos sitios de Internet.

De ahí que cuando el grupo michoacano comenzara sus andanzas, hubo mucha gente que, conociendo la historia de la Orden del Temple (su propósito era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén), rechazaba que se les llamara Caballeros Templarios.


Hoy, acotados por las fuerzas federales, los mal llamados templarios michoacanos han demostrado que los antivalores norman su conducta y que sus militantes esperan lealtad y obediencia absoluta... o la aplicación de su código.

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Nota: Publicado el 24 de enero de 2014 en el periódico Milenio Novedades que se edita en Mérida, y en el sitio SIPSE.com. 

viernes, 17 de enero de 2014

Un as en la seguridad de Yucatán

17 enero 2014
Por: Daniel Uicab Alonzo 

La seguridad que se vive en Yucatán no es casual. Mientras que en Michoacán (y otras entidades) las autoridades reaccionan ante los embates de la delincuencia organizada, en nuestro estado se construye todo un andamiaje para evitar situaciones como las que hoy enfrenta el Gobierno peñanietista en Tierra Caliente. Veamos.

Las autoridades saben que la ciudadanía confía en sus
instituciones y entiende los mecanismos de las leyes.
En el Plan Estatal de Desarrollo Yucatán 2012-2018, el gobernador Rolando Zapata Bello asumió como una obligación contar con una estrategia de PREVENCIÓN de los factores socioeconómicos que generen el delito, y se comprometió a trabajar en dos vertientes, una de ellas -que es la que nos ocupa- es la capacitación y profesionalización de las fuerzas de seguridad, que redundara en mayor eficiencia y mejora en las condiciones laborales de los policías.

Sin duda se han ido cumpliendo estas propuestas, ya que la capacitación de servidores públicos en el área de seguridad ha sido una constante, y paralelamente se ha reforzado a las corporaciones con más infraestructura, tecnología, armamento, equipo, vehículos y, no menos importante, un incremento en sus percepciones.

La instalación de más de medio millar de cámaras de videovigilancia en los 18 arcos carreteros de Mérida y puntos estratégicos del interior del estado son una muestra.

Todo ello se ha traducido en menores índices de violencia en Yucatán, como han destacado varios organismos nacionales e internacionales. (Solo un delito es el “lunar” en la ciudad de Mérida: el robo a casa-habitación, y parece focalizado hacia el poniente). Este reconocimiento también es para la sociedad, que hace su parte al denunciar delitos y facilitar la labor de las corporaciones policíacas.

Las autoridades saben que cuando la ciudadanía confía en sus instituciones de seguridad, entiende los mecanismos de las leyes y percibe a los servidores públicos como lo que son, guardianes de la paz y la tranquilidad. De estos hechos puede presumir Rolando Zapata Bello en su Primer Informe.

Lamentablemente, Michoacán no construyó esos mecanismos de prevención, y los propios ciudadanos crearon sus grupos de defensa, lo que a su vez obligó a las autoridades a una reacción que mantiene polarizados a los mexicanos.


Quienes vivimos en Yucatán, debemos, pues, valorar este clima de seguridad.

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Nota: Publicado el 17 de enero de 2014 en el periódico Milenio Novedades que se edita en Mérida, y en el sitio SIPSE.com. 

viernes, 10 de enero de 2014

Hora de abandonar el barco


10 enero 2014
Por: Daniel Uicab Alonzo

Como otros mandos de la Armada de México, el almirante Sergio Javier Lara Montellano experimentó en cabeza propia que no es lo mismo mandar un barco o una institución naval que una fuerza policial, y menos en un estado donde campea la inseguridad.

El pasado martes, el almirante retirado renunció al cargo de secretario de Seguridad Pública de Guerrero, un hecho que se asocia con el incremento de violencia registrado en esa entidad y que en los últimos días dejó 15 muertos en menos de cinco días en penales de Iguala, Chilpancingo y Acapulco, como ha documentado Milenio Novedades.

Lara Montellano fue el tercer titular de la SSP en la administración de Ángel Aguirre Rivero. A su llegada creó la Fuerza Estatal, que reúne a todos los elementos que acreditaron la certificación ordenada por el gobierno federal.

Sin embargo, no fue suficiente y en unos siete meses el jefe naval abandonó el barco sumándose a otros que no han podido registrar acaecimientos relevantes en sus bitácoras y obtener el reconocimiento a su labor.

Como nunca antes, hay muchos militares al frente de la seguridad en varios estados, principalmente del centro hacia el norte del país; los del Ejército han salido mejor librados que los de la Armada, pero también han sufrido bajas.

El almirante retirado Sergio Javier Lara Montellano... pero qué necesidad.
Esa creciente participación de marinos en labores de seguridad pública no pasa inadvertida para la Secretaría de Marina, que estableció en su Plan Sectorial 2013-2018 que “la institución (también) debe estar preparada para la defensa del país en nuestro ámbito de competencia que es el mar”.

Pero no hay para cuándo los soldados y marinos regresen a sus cuarteles, y menos cuando se demora en comenzar a operar la Gendarmería (lleva ya retraso de un año) y la certificación de policías está inconclusa, pese a que se destinan millonarios recursos.

En paralelo, crece el surgimiento de autodefensas o policías comunitarias ante lo que se percibe como un impasse en la lucha contra la delincuencia organizada.

 Como otros mandos de la Armada de México, el almirante Sergio Javier Lara Montellano experimentó en cabeza propia que no es lo mismo mandar un barco o una institución naval que una fuerza policial, y menos en un estado donde campea la inseguridad.

El pasado martes, el almirante retirado renunció al cargo de secretario de Seguridad Pública de Guerrero, un hecho que se asocia con el incremento de violencia registrado en esa entidad y que en los últimos días dejó 15 muertos en menos de cinco días en penales de Iguala, Chilpancingo y Acapulco, como ha documentado Milenio Novedades.

Lara Montellano fue el tercer titular de la SSP en la administración de Ángel Aguirre Rivero. A su llegada creó la Fuerza Estatal, que reúne a todos los elementos que acreditaron la certificación ordenada por el gobierno federal.
Sin embargo, no fue suficiente y en unos siete meses el jefe naval abandonó el barco sumándose a otros que no han podido registrar acaecimientos relevantes en sus bitácoras y obtener el reconocimiento a su labor.

Como nunca antes, hay muchos militares al frente de la seguridad en varios estados, principalmente del centro hacia el norte del país; los del Ejército han salido mejor librados que los de la Armada, pero también han sufrido bajas.

Esa creciente participación de marinos en labores de seguridad pública no pasa inadvertida para la Secretaría de Marina, que estableció en su Plan Sectorial 2013-2018 que “la institución (también) debe estar preparada para la defensa del país en nuestro ámbito de competencia que es el mar”.

Pero no hay para cuándo los soldados y marinos regresen a sus cuarteles, y menos cuando se demora en comenzar a operar la Gendarmería (lleva ya retraso de un año) y la certificación de policías está inconclusa, pese a que se destinan millonarios recursos.

En paralelo, crece el surgimiento de autodefensas o policías comunitarias ante lo que se percibe como un impasse en la lucha contra la delincuencia organizada.

Parece cierto aquello de que “hay que conocer el pasado para entender el presente”.

Anexo “1”

Seguimos sin entender…


En los Acaecimientos del 17 de mayo de 2013, sobre “Seguridad en manos de militares”, apuntamos: “Nunca hemos entendido el porqué marinos y soldados aceptan –¿o buscan?– formar parte de cuerpos policiales. En la Armada se consideraba que era un retroceso en sus carreras, dicho esto con el respeto que nos merecen los buenos policías”.

“Pero la incrustación de militares en esas labores no es reciente. Desde hace décadas se les ha comisionado en labores de seguridad pública y actualmente varios cumplen esa responsabilidad en algunos estados. Los hay también quienes fungen, con acierto, como asesores en dependencias estratégicas, como Pemex y CFE.

“Sin embargo, en años recientes no han salido bien librados quienes han optado por ser comandantes o directores de seguridad pública. Quintana Roo es un ejemplo con dos almirantes: Gerardo Olavarrieta León (que se vio obligado a dejar el puesto) y Miguel Ángel Ramos Leal; actualmente hay un general, y ya ultimaron a otro.

“Un caso excepcional es el del contralmirante Manuel Mondragón y Kalb, actual comisionado nacional de Seguridad, a cuya trayectoria ya nos hemos referido. (…)

“Y apenas el miércoles se anunció que el almirante Sergio Javier Lara Montellano, quien dejará de ser comandante de la Octava Región Naval al pasar a situación de retiro, será el secretario de Seguridad Pública de Guerrero, donde la violencia se ha enquistado”.

Nota: Publicado el 10 de enero de 2014 en el periódico Milenio Novedades que se edita en Mérida, y en el sitio SIPSE.com. 

viernes, 3 de enero de 2014

Requisitos: Cartilla liberada

3 de enero de 2014
Por: Daniel Uicab Alonzo

Hasta hace unos 20 años, la Cartilla del Servicio Militar Nacional (SMN) liberada era un requisito indispensable para realizar varios trámites, entre ellos, viajar al extranjero, conseguir empleo, registrar título y cédula profesional o casarse por el civil.

Creada en 1938 y promulgada en 1940, la Ley del Servicio Militar Nacional declaró “obligatorio y de orden público el servicio de las armas para todos los mexicanos” (varones); en 1942 entró en vigor y la primera generación de conscriptos la integraron los nacidos en 1924.

En los años 60 y 70, era común ver los domingos a cientos de jóvenes uniformados de caqui, botas  y cuartelera acudir a “marchar” para obtener la liberación de la Cartilla, que luego se exhibía como timbre de orgullo.

En instalaciones militares y navales recibían acondicionamiento físico, instrucción de orden cerrado, ética y legislación militar, y manejo de armamento reglamentario. Se juraba Bandera el 5 de Mayo. Todos acudían impecables ese día, y también el de la liberación.

Todos los jóvenes que liberaban sus cartillas integraban (como hasta ahora) las reservas del Ejército y la Marina. La Armada incluso llegó a tener Compañías del SMN integradas por voluntarios, que acudían a las sesiones de instrucción portando uniformes y sus grados honoríficos. Muchos optaron por darse de alta.

Los primeros conscriptos sí cumplían con el programa del SMN 

Sin duda, el SMN –que desde 1980 se realiza los sábados– ha perdido su esencia: ahora básicamente se trata de servicio social, el adiestramiento con armas pasó a segundo plano. Los conscriptos portan playera blanca, pantalón de mezclilla y gorra con las abreviaturas SMN. Además, gran número de jóvenes que llegan a los 18 años no cumple con el servicio gracias a que en el sorteo obtienen bola negra que los deja “en reserva”.

Quizás por eso la Sedena convoca ahora a obtener la liberación de la cartilla en tres meses en sus cuarteles (de lunes a sábado), otorgando a los interesados 130 pesos semanales. Consideramos que esta medida busca motivar a los jóvenes a abrazar la carrera de las armas, y servirá al Ejército como un primer filtro para seleccionar a quienes tengan aptitud y vocación para la milicia.

De hecho, la Ley del SMN también establece otra forma de liberación: servir en el Ejército o la Marina un año en filas. Hubo muchos que con esta intención ingresamos a las Fuerzas Armadas… y  nos quedamos toda una vida.

¡Feliz año 2014!

* * * * *

Anexo "1"

Pasaporte para lo prohibido

Cuando somos adolescentes corremos prisa por llegar a la mayoría de edad. Lo que ahora es una urgencia por obtener la credencial del IFE, que demuestra que ya somos ciudadanos, antes lo era con la Cartilla del Servicio Militar Nacional.

Para los jóvenes de mi generación, tener la Cartilla era como poseer un pasaporte para lo ‘prohibido’ de aquel entonces: entrar al billar, a la cantina, al cine de ‘ficheras’ o… al burlesque. Sentirnos hombres, pues.

–¿Ya tienes cartilla, chamaco? –preguntaban quienes franqueaban la entrada a esos lugares.

Confieso que nunca necesité de mi Cartilla. Me bastó con la credencial de la Armada, como hasta la fecha.

Recuerdo que todo el trámite para obtener la Cartilla lo hicieron por mí en la Escuela de Grumetes de la Armada, en Veracruz. Todos éramos anticipados, pues teníamos entre 16 y 17 años.


Un día nos llamaron a cada  uno, firmamos el documento, estampamos la huella y nunca más volví a verla sino hasta 1994 cuando, comisionado en la Secretaría de Marina, la solicité y me la entregaron liberada… habían pasado 21 años desde que llegué “solo un año para liberarla”.

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Nota: Publicado el 3 de enero de 20114 en mi columna Acaecimientos, en el periódico Milenio Novedades, y en la página SIPSE.com