viernes, 23 de marzo de 2018

El destape


El almirante más joven de la Armada (con una currícula envidiable en la Marina, además de la condecoración al Mejor Estudiante de México por el Conacyt), puede ser el próximo Secretario de Marina.


Cuartel General de la Armada de México. (Semar.gob.mx)
Se iniciaba el verano de 1994. El veterano vicealmirante, comandante de una Zona Naval del Caribe mexicano, regresaba de la Ciudad de México. En su sobrio escritorio de madera de caoba se había acumulado la correspondencia. Con su elegante abrecartas rasgaba los sobres y separaba la documentación personal de la oficial rubricando los acuerdos.

De pronto, reparó en el sobre manila con el sello de la Oficina del Secretario de Marina. Su corazón se aceleró mientras lo abría. Recordó que, poco después del asesinato de Luis Donaldo Colosio, lo había visitado, ya como candidato suplente, Ernesto Zedillo. Se reunieron una tarde ahí, en su búnker de la Zona Naval. Como otros, el vicealmirante aspiraba a dirigir la Secretaría de Marina. Sería el culmen de una impecable carrera de cuatro décadas, que incluía haber sido de los primeros académicos del Centro de Estudios Superiores Navales y Jefe de Operaciones Navales.

Sin embargo, no halló la ansiada noticia, sino un escueto oficio donde le informaban que había comenzado el trámite de su retiro por edad límite. Su rostro adusto se contrajo, se quitó los lentes y caminó por su espaciosa oficina mirando hacia la ventana que daba al patio donde un frondoso árbol de mango derramaba sombra. Respiró hondo y se dejó caer en su sillón. Parecía que todas sus singladuras se le vinieron encima.

Almirante Enrique Sangri Namur.
(Cortesía: Juan José Vallejo)

Esa era una de las formas del entonces Secretario de Marina (a quien la revista Proceso describió como “de barba blanca y aspecto de marinero de novela”) de ir descartando a quienes aspiraban a relevarlo. Finalmente, eligió como sucesor a quien fuera su Inspector y Contralor, al que se recuerda porque implantó el uniforme gris a la oficialidad, quizás la impronta de su mandato.

Hoy las cosas son distintas, expertos en temas militares ven en la publicación del modelo "teórico-científico" de seguridad nacional que propone el almirante José Luis Vergara Ibarra, su destape en la Semar; el documento fue su tesis con la que obtuvo el doctorado con mención honorífica por el Cesnav, en 2016.

De ser así, el almirante más joven de la Armada (con una currícula envidiable en la Marina, además de la condecoración al Mejor Estudiante de México por el Conacyt) habría estado en el círculo rojo de la Naval con tres administraciones de diferentes partidos: Con Calderón (PAN), cuando despegó como vocero de Semar en el marco de la lucha contra la delincuencia organizada; con Peña Nieto (PRI), cuando llega a la cúspide del almirantazgo y es designado Oficial Mayor y... ya veremos qué pasa el 1 de julio.

 Anexo "1"

"Yo lo escribí, señor"


Eran días de trabajo vespertino-nocturno en la IX Zona Naval de Yucalpetén, Yuc., en el lejano 1990. Varios oficiales participábamos en la elaboración de documentos de Estado Mayor. Una de las secciones estaba a cargo del comandante del Sector Naval de Progreso, un contralmirante yucateco.

El comandante de la Zona Naval, que era vicealmirante, se dirigió a él y le entregó un documento diciéndole: "Aquí tiene este libro que habla sobre seguridad nacional y que le puede servir como referencia. ¿Lo ha leído?" El contralmirante tomó el libro, vio el título y le contestó con toda tranquilidad: "Sí, señor, yo lo escribí".

Lo cuento como me lo contó un capitán que participó en esas sesiones, para dejar evidencia de que varios jefes navales aportaron al tema de seguridad nacional con diversos trabajos, ya sea para los Cursos de Mando o Diplomados de Estado Mayor Naval.

Y en la anécdota me refiero al hoy almirante en retiro Mario Santos Caamal, quien tiene en su haber varios artículos, libros y ensayos sobre seguridad nacional. Por ejemplo, en "La esencia de la Seguridad Nacional" (Cesnav 1995), hace un análisis de los retos que enfrenta el Estado frente a la globalización y de las estrategias plausibles que le permitirían mantener su soberanía y cumplir con sus funciones. La obra es referencia para varios autores del tema.