17 enero 2014
Por: Daniel Uicab Alonzo
La
seguridad que se vive en Yucatán no es casual. Mientras que en Michoacán (y
otras entidades) las autoridades reaccionan ante los embates de la delincuencia
organizada, en nuestro estado se construye todo un andamiaje para evitar
situaciones como las que hoy enfrenta el Gobierno peñanietista en Tierra
Caliente. Veamos.
Las autoridades saben que la ciudadanía confía en sus instituciones y entiende los mecanismos de las leyes. |
En
el Plan Estatal de Desarrollo Yucatán 2012-2018, el gobernador Rolando Zapata
Bello asumió como una obligación contar con una estrategia de PREVENCIÓN de los
factores socioeconómicos que generen el delito, y se comprometió a trabajar en
dos vertientes, una de ellas -que es la que nos ocupa- es la capacitación y
profesionalización de las fuerzas de seguridad, que redundara en mayor
eficiencia y mejora en las condiciones laborales de los policías.
Sin
duda se han ido cumpliendo estas propuestas, ya que la capacitación de
servidores públicos en el área de seguridad ha sido una constante, y
paralelamente se ha reforzado a las corporaciones con más infraestructura,
tecnología, armamento, equipo, vehículos y, no menos importante, un incremento
en sus percepciones.
La
instalación de más de medio millar de cámaras de videovigilancia en los 18
arcos carreteros de Mérida y puntos estratégicos del interior del estado son
una muestra.
Todo
ello se ha traducido en menores índices de violencia en Yucatán, como han
destacado varios organismos nacionales e internacionales. (Solo un delito es el
“lunar” en la ciudad de Mérida: el robo a casa-habitación, y parece focalizado
hacia el poniente). Este reconocimiento también es para la sociedad, que hace su
parte al denunciar delitos y facilitar la labor de las corporaciones
policíacas.
Las
autoridades saben que cuando la ciudadanía confía en sus instituciones de
seguridad, entiende los mecanismos de las leyes y percibe a los servidores
públicos como lo que son, guardianes de la paz y la tranquilidad. De estos
hechos puede presumir Rolando Zapata Bello en su Primer Informe.
Lamentablemente,
Michoacán no construyó esos mecanismos de prevención, y los propios ciudadanos
crearon sus grupos de defensa, lo que a su vez obligó a las autoridades a una
reacción que mantiene polarizados a los mexicanos.
Quienes
vivimos en Yucatán, debemos, pues, valorar este clima de seguridad.
***
Nota: Publicado el 17 de enero de 2014 en el periódico
Milenio Novedades que se edita en Mérida, y en el sitio SIPSE.com.