viernes, 8 de junio de 2012

Los maestros, modelos de la niñez

Los recordamos con afecto como formadores de nuestros primeros años. Eran respetables y respetados. Además de los conocimientos, nos enseñaban valores. Así eran nuestros primeros maestros, los de primaria, por que en los años 60 los jardines de niños aún no estaban de moda.

Los que nos tocaron (en el Distrito Federal) eran puntuales. Ellos, con traje y corbata, cabello recortado, bien afeitados y zapatos boleados; ellas, elegantes, con traje sastre o vestido, zapatillas y peinados a la moda de entonces. Nunca realizaban juntas sindicales en horas de clases, por lo tanto, los días inhábiles eran pocos. Pero el aprendizaje era lúdico, realmente disfrutábamos la escuela y ellos… eran modelos de nuestra infancia.



Maestros de Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE),en Paseo de la Reforma, en México, D.F. (Notimex)

Los cambios se fueron dando paulatinamente. El ciclo escolar se corrió de septiembre a junio, cambiaron los libros de texto, se fragmentaron las materias de Lengua Nacional, Ciencias Naturales, Aritmética y Geometría e Historia y Civismo. Paralelo a ello, sexenalmente  se fueron creando planes, proyectos y programas tendientes a un solo fin: mejorar la calidad educativa.

Pero ha pasado casi medio siglo desde el “Plan de once años”  (1959-1970) lanzado por Adolfo López Mateos, hasta los programas de becas y la “Enciclomedia” de Vicente Fox Quesada, y no se ha podido alcanzar ese anhelo, más bien parece que ha sido una regla de tres inversa. Pese a esos programas y a una elevación en el nivel promedio de escolaridad de la población, no se ha podido remontar la insuficiencia de calidad.

Ahí están los resultados de los exámenes del programa Evaluación Nacional del logro Académico en Centros Escolares (Enlace) aplicado a niños de tercero a sexto de primaria y tercero de secundaria. Los datos nacionales y estatales-de acuerdo con  las autoridades del  ramo- mostraron en  Yucatán un desempeño promedio más bajo en secundaria que en primaria, y en secundaria notoriamente más bajo en matemáticas y español.



Maestros de Oaxaca, en plantón en el centro Histórico de esa ciudad. (Notimex)

Y si eso es aquí donde son evidentes los esfuerzos por abatir el rezago, ya podemos imaginar cómo deben de estar los niños de Oaxaca, que ni terminaron el ciclo pasado ni han comenzado bien el actual.

Diariamente, desde hace cinco meses, nos despertamos con noticias de enfrentamientos entre maestros y otros grupos que mantienen en zozobra a la capital de esa entidad. Van once muertos.

Independientemente de sus justas demandas, el magisterio oaxaqueño ha dejado una “enseñanza” imborrable: Toma y destrucción de edificios públicos, asalto y robo a televisoras y radiodifusoras, instalación de barricadas para delimitar “su territorio”, persecución a periodistas y, lo peor, la toma de justicia por propia mano.
Nada que se parezca al prototipo del educador de la niñez, el que enseña, guía y orienta.

Nota: Este artículo fue publicado en mi columna Acaecimientos el miércoles 25 de octubre de 2006, en el periódico MILENIO NOVEDADES, en Mérida, Yuc.
Sigue vigente, como la situación del magisterio en el país, ¿no les parece?