jueves, 23 de agosto de 2018

Cuando nos llevaba el tren


¿Por qué en México se nos fue el tren cuando en otros países sigue siendo un medio de transporte de gran importancia?  


El tren del México del siglo XX
Por: Daniel Uicab Alonzo
En el Porfiriato se consolidó la red ferroviaria del país y en 1908 se creó la empresa Ferrocarriles Nacionales de México, que se nacionalizó en 1937 con Lázaro Cárdenas. Yucatán también tenía sus Ferrocarriles Unidos del Sureste, empresa creada en 1902, que realizaba recorridos hasta Cotazcoalcos (Puerto México, también le decían). El tren era entonces el transporte masivo más empleado, por económico, y cubría gran parte del territorio nacional, también hacia el norte.

De niño, en los años 60, viajé con mi familia en tren de México a Mérida. Partía cada noche de la estación de Buenavista, que  nunca dormía. Un gran tablero anunciaba las salidas y llegadas de los trenes; deambulaban a todas horas garroteros y otros auxiliares con sus impecables uniformes como de policías franceses. La máquina jalaba una veintena de vagones de diversas clases: Pullman, primera y segunda, en la que viajábamos nosotros –“porque no había tercera”, decía mi padre. También había coches-dormitorio y coches-comedor para quienes podían darse esos lujos. Los trenes de pasajeros incluían un carro para equipaje y otro para el correo. Recuerdo que viajaba un pelotón de soldados para seguridad de los pasajeros, y en una ocasión vimos que bajaron entre el monte a un hombre al que descubrieron robando en el equipaje, prácticamente se le aplicó la ley fuga. 

La Estación de Buenavista de la Ciudad de México, que "nunca dormía".
El viaje a Mérida era de dos noches y dos días, una gran aventura para cualquier niño, pues el ferrocarril pasaba, entre otros lugares, Pantaco, una ciudad de trenes en el Estado de México; las cumbres de Maltrata, de Puebla a Veracruz, que tenía varios túneles y en algunos tramos se podían “tocar las nubes”; Tierra Blanca, donde vendían por las ventanillas del tren café de olla y arroz con leche para quitar el frío, empanadas, tamalitos y otros antojitos, que también se ofrecían en otras paradas; en Coatzacoalcos ofrecían un sabroso pescado frito. En algunas estaciones se podía bajar a comprar estas viandas, pero había que apresurarse porque se corría el riesgo de quedarse varado.  

En algunos tramos de la ruta veíamos vagones en desuso que se volvieron viviendas que a su vez formaron comunidades, supongo que de familias de ferrocarrileros; algunos descarrilamientos o tramos de vías en mal estado retrasaban por horas el trayecto. En el viaje de México a Mérida se tenía que trasbordar en Coatzacoalcos, aquí se abordaba el Ferrocarril del Sureste. La llegada a Mérida era por la mañana atravesando por las calles de la ciudad, la gente salía a ver la llegada del tren hasta la terminal en lo que ahora es la Escuela Superior de Artes. Ahí llegaban los coches de caballo (calesas) que la gente abordaba para ir a casa. 

Todo esto me vino a la memoria ahora que se anunció el Tren Maya, que recorrerá Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Por supuesto que no será como en aquellos años en que viajé de niño, porque el Maya será turístico. ¿Por qué en México se nos fue el tren cuando en otros países sigue siendo un medio de transporte de gran importancia?  

P.D. Mi último viaje en tren lo realicé de México a Veracruz en la primavera de 1973, junto con cuatro compañeros más para incorporarnos a la Escuela de Grumetes del Centro de Capacitación de la Armada de México, tras causar alta el 11 de abril de ese año. Así, mi travesía en la Marina inició con un viaje en tren…