¿Por qué en México se nos fue el tren cuando en otros países sigue siendo un medio de transporte de gran importancia?
El tren del México del siglo XX |
Por:
Daniel Uicab Alonzo
En
el Porfiriato se consolidó la red ferroviaria del país y en 1908 se creó la
empresa Ferrocarriles Nacionales de México, que se nacionalizó en 1937 con
Lázaro Cárdenas. Yucatán también tenía sus Ferrocarriles Unidos del Sureste, empresa
creada en 1902, que realizaba recorridos hasta Cotazcoalcos (Puerto México, también
le decían). El tren era entonces el transporte masivo más empleado, por
económico, y cubría gran parte del territorio nacional, también hacia el norte.
De
niño, en los años 60, viajé con mi familia en tren de México a Mérida. Partía
cada noche de la estación de Buenavista, que
nunca dormía. Un gran tablero anunciaba las salidas y llegadas de los
trenes; deambulaban a todas horas garroteros y otros auxiliares con sus
impecables uniformes como de policías franceses. La máquina jalaba una
veintena de vagones de diversas clases: Pullman, primera y segunda, en la que
viajábamos nosotros –“porque no había tercera”, decía mi padre. También había
coches-dormitorio y coches-comedor para quienes podían darse esos lujos. Los
trenes de pasajeros incluían un carro para equipaje y otro para el correo. Recuerdo que viajaba un pelotón de soldados para seguridad de los pasajeros, y en una ocasión vimos que bajaron entre el monte a un hombre al que descubrieron robando en el equipaje, prácticamente se le aplicó la ley fuga.
La Estación de Buenavista de la Ciudad de México, que "nunca dormía". |
El
viaje a Mérida era de dos noches y dos días, una gran aventura para cualquier
niño, pues el ferrocarril pasaba, entre otros lugares, Pantaco, una ciudad de
trenes en el Estado de México; las cumbres de Maltrata, de Puebla a Veracruz,
que tenía varios túneles y en algunos tramos se podían “tocar las nubes”; Tierra
Blanca, donde vendían por las ventanillas del tren café de olla y arroz con
leche para quitar el frío, empanadas, tamalitos y otros antojitos, que también se ofrecían en otras paradas; en Coatzacoalcos
ofrecían un sabroso pescado frito. En algunas estaciones se podía bajar a
comprar estas viandas, pero había que apresurarse porque se corría el riesgo de
quedarse varado.
En
algunos tramos de la ruta veíamos vagones en desuso que se volvieron viviendas
que a su vez formaron comunidades, supongo que de familias de ferrocarrileros; algunos descarrilamientos o tramos de vías en mal estado retrasaban por horas el trayecto. En el viaje de México a Mérida se tenía que trasbordar en Coatzacoalcos, aquí se abordaba el Ferrocarril del Sureste. La llegada a Mérida era por la mañana atravesando por las calles de la ciudad, la gente salía a ver la llegada del tren hasta la terminal en lo que
ahora es la Escuela Superior de Artes. Ahí llegaban los coches de caballo
(calesas) que la gente abordaba para ir a casa.
Todo
esto me vino a la memoria ahora que se anunció el Tren Maya, que recorrerá
Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Por supuesto que no será
como en aquellos años en que viajé de niño, porque el Maya será turístico. ¿Por
qué en México se nos fue el tren cuando en otros países sigue siendo un medio
de transporte de gran importancia?
P.D.
Mi último viaje en tren lo realicé de México a Veracruz en la primavera de 1973,
junto con cuatro compañeros más para incorporarnos a la Escuela de Grumetes del
Centro de Capacitación de la Armada de México, tras causar alta el 11 de abril
de ese año. Así, mi travesía en la Marina inició con un viaje en tren…