Los santos son para la Iglesia lo que los héroes para la Patria
En una ocasión, un maestro de Historia nos encargó hacer un
ensayo sobre el porqué considerábamos importante rendir homenaje a los héroes.
Recuerdo que en mi trabajo comenté, entre otras cosas, que
los héroes eran para nuestra Patria lo que los santos para la Iglesia; es decir,
hombres y mujeres que destacaron por sus valores, su liderazgo, su sacrificio o porque asumieron decisiones que
marcaron un hito en la historia y dieron rumbos a sus pueblos.
Además, los pueblos requieren de figuras emblemáticas que
sirvan de ejemplo de la niñez y la juventud, principalmente. En este sentido,
México es rico en próceres que han marcado cada etapa del devenir histórico de
nuestra nación. Por ejemplo, la etapa prehispánica, la colonial, la
Independencia, la Reforma, la Revolución y los años posteriores.
Quizás por esa riqueza de héroes a veces olvidamos los
nombres de nuestros hombres ilustres, sólo así se explica el que estudiantes de
preparatoria hayan reprobado en el sondeo sobre la Independencia, la
Instauración de la República, los Niños Héroes y el Himno Nacional que realizó
y público MILENIO NOVEDADES el
pasado viernes.
Lo que sí es penoso es que nuestros representantes en el
Congreso del Estado hayan pasado “de panzazo” al no recordar, por ejemplo, la
cuna de la Independencia fue Guanajuato o que los niños Héroes fueron seis, no
siete.
Monumento al Teniente José Azueta en Veracruz. |
Pero bueno, si el presidente Vicente Fox le cambió el nombre
a un héroe de la Defensa de Veracruz en 1914, ¿qué podemos esperar de los
legisladores y de los preparatorianos?
En efecto, el teniente Azueta se llamaba José y no Juan como
le nombro el Ejecutivo el pasado miércoles al pasar la Lista de los Héroes en
la ceremonia conmemorativa de la Defensa del Castillo de Chapultepec, hecho
ocurrido el 13 de septiembre de 1847(no de 1843, señores diputados). El
teniente José Azueta Abad – hijo del
comodoro Manuel Azueta Perillos-es, junto con Virgilio Uribe Robles, uno de los
héroes que participaron en la defensa del Puerto de Veracruz de la invasión norteamericana
el 21 de abril de 1914, junto al pueblo veracruzano.
Por eso se les pasa la lista de honor en las ceremonias
conmemorativas de esos acaecimientos heroicos, cada 13 de septiembre y cada 21
de abril. Con estos hechos, dieron el calificativo de heroico a sus respectivos
planteles e inscribieron con letras de oro sus nombres en el Congreso de la
Unión.
Precisamente los hechos del 21 de abril de 1914 tuvieron
lugar la Escuela Naval, que funcionaba en el edificio ubicado en las calles de
Manuel Arista y Landero y Coss, inmueble que después ocupó el Centro de
Capacitación de la Armada, en cuyo honor la semana pasada el Servicio Postal
Mexicano canceló un timbre por el 50 aniversario de su fundación, hecho del que
hablaremos en una próxima entrega.
Nota: Este artículo se publicó en mi columna Acaecimientos,
el lunes 18 de septiembre de 2006, en MILENIO NOVEDADES.