Ningún partido, gobierno o gobernante, y ningún programa asistencial y ninguna beca pueden lograr que tengamos un mejor futuro si no es por nosotros mismos.
Carlos y Rafael, dos ejemplos de que sí se pueden hacer realidad los sueños. |
Carlitos
era un jovencito un tanto introvertido en segundo de secundaria, cuando lo
conocí hace poco más de una década. Se sentaba en el rincón de la clase, quizá
como muestra de rebeldía a su ingreso a la escuela militarizada donde le habían
llevado sus abuelos. No obstante, casi siempre era el primero en finalizar las actividades
de la clase de Historia, materia que tal vez le parecía aburrida y que nos
obligó a adaptar el juego de Jeopardy para hacerla más interesante. Me gusta
pensar que ese 2007 fue decisivo para su formación, pues actualmente Carlos es
licenciado en Economía por la Uady y un joven y exitoso empresario que dirige
una cadena de restaurantes de su familia, que ha acrecentado con nuevas
opciones. Es, además, Consejero de Canirac y consejero estatal de la Juventud
del Gobierno de Yucatán. Y lo mejor, disfruta lo que hace y se le ve realizado.
Rafael
es el otro extremo: periodista desde hace casi tres décadas (“orgulloso de haberlo
logrado sin haber estudiado”) y con medio siglo de vida, acaba de concluir sus
estudios de Derecho porque, según sus palabras “le faltaba completar
uno de los pedazos que a su vida le faltaban”, y se dice agradecido con la
vida, incluso con tropiezos y fracasos que le han servido para levantarse. Rafa
cumplió esa meta inconclusa, ese sueño, después de haber formado
profesionalmente, junto con su esposa, a sus tres hijos, cumpliendo su
cotidiana labor periodística (como hasta hoy como director de noticias de un
canal de Tv local) y sus deberes como esposo y padre, sin dejar de lado su otra
gran pasión: la música, que también disfruta al máximo. Se cumple así, una vez
más, la máxima de que “nunca es tarde…”
Carlos
y Rafael son dos ejemplos tanto para la juventud que a veces ve nubarrones en
su futuro, como para quienes piensan que la edad es un obstáculo para alcanzar
los sueños y finalizar los pendientes, y lo traigo a colación porque en esta
época electoral, es bueno recordar que ningún partido, gobierno o gobernante, y
ningún programa asistencial y ninguna beca pueden lograr que nos labremos un
mejor futuro para nosotros y nuestras familias si no es por nuestro propio
esfuerzo. A
los gobernantes les toca cumplir con lo que se espera de ellos: que nos brinden
seguridad en nuestras comunidades, oportunidades a la juventud, mejores
estadios de vida para todos, pero a nosotros corresponde ser los arquitectos de
nuestro destino, como Carlos y Rafa... y muchos otros.
Anexo “1”