viernes, 10 de enero de 2014

Hora de abandonar el barco


10 enero 2014
Por: Daniel Uicab Alonzo

Como otros mandos de la Armada de México, el almirante Sergio Javier Lara Montellano experimentó en cabeza propia que no es lo mismo mandar un barco o una institución naval que una fuerza policial, y menos en un estado donde campea la inseguridad.

El pasado martes, el almirante retirado renunció al cargo de secretario de Seguridad Pública de Guerrero, un hecho que se asocia con el incremento de violencia registrado en esa entidad y que en los últimos días dejó 15 muertos en menos de cinco días en penales de Iguala, Chilpancingo y Acapulco, como ha documentado Milenio Novedades.

Lara Montellano fue el tercer titular de la SSP en la administración de Ángel Aguirre Rivero. A su llegada creó la Fuerza Estatal, que reúne a todos los elementos que acreditaron la certificación ordenada por el gobierno federal.

Sin embargo, no fue suficiente y en unos siete meses el jefe naval abandonó el barco sumándose a otros que no han podido registrar acaecimientos relevantes en sus bitácoras y obtener el reconocimiento a su labor.

Como nunca antes, hay muchos militares al frente de la seguridad en varios estados, principalmente del centro hacia el norte del país; los del Ejército han salido mejor librados que los de la Armada, pero también han sufrido bajas.

El almirante retirado Sergio Javier Lara Montellano... pero qué necesidad.
Esa creciente participación de marinos en labores de seguridad pública no pasa inadvertida para la Secretaría de Marina, que estableció en su Plan Sectorial 2013-2018 que “la institución (también) debe estar preparada para la defensa del país en nuestro ámbito de competencia que es el mar”.

Pero no hay para cuándo los soldados y marinos regresen a sus cuarteles, y menos cuando se demora en comenzar a operar la Gendarmería (lleva ya retraso de un año) y la certificación de policías está inconclusa, pese a que se destinan millonarios recursos.

En paralelo, crece el surgimiento de autodefensas o policías comunitarias ante lo que se percibe como un impasse en la lucha contra la delincuencia organizada.

 Como otros mandos de la Armada de México, el almirante Sergio Javier Lara Montellano experimentó en cabeza propia que no es lo mismo mandar un barco o una institución naval que una fuerza policial, y menos en un estado donde campea la inseguridad.

El pasado martes, el almirante retirado renunció al cargo de secretario de Seguridad Pública de Guerrero, un hecho que se asocia con el incremento de violencia registrado en esa entidad y que en los últimos días dejó 15 muertos en menos de cinco días en penales de Iguala, Chilpancingo y Acapulco, como ha documentado Milenio Novedades.

Lara Montellano fue el tercer titular de la SSP en la administración de Ángel Aguirre Rivero. A su llegada creó la Fuerza Estatal, que reúne a todos los elementos que acreditaron la certificación ordenada por el gobierno federal.
Sin embargo, no fue suficiente y en unos siete meses el jefe naval abandonó el barco sumándose a otros que no han podido registrar acaecimientos relevantes en sus bitácoras y obtener el reconocimiento a su labor.

Como nunca antes, hay muchos militares al frente de la seguridad en varios estados, principalmente del centro hacia el norte del país; los del Ejército han salido mejor librados que los de la Armada, pero también han sufrido bajas.

Esa creciente participación de marinos en labores de seguridad pública no pasa inadvertida para la Secretaría de Marina, que estableció en su Plan Sectorial 2013-2018 que “la institución (también) debe estar preparada para la defensa del país en nuestro ámbito de competencia que es el mar”.

Pero no hay para cuándo los soldados y marinos regresen a sus cuarteles, y menos cuando se demora en comenzar a operar la Gendarmería (lleva ya retraso de un año) y la certificación de policías está inconclusa, pese a que se destinan millonarios recursos.

En paralelo, crece el surgimiento de autodefensas o policías comunitarias ante lo que se percibe como un impasse en la lucha contra la delincuencia organizada.

Parece cierto aquello de que “hay que conocer el pasado para entender el presente”.

Anexo “1”

Seguimos sin entender…


En los Acaecimientos del 17 de mayo de 2013, sobre “Seguridad en manos de militares”, apuntamos: “Nunca hemos entendido el porqué marinos y soldados aceptan –¿o buscan?– formar parte de cuerpos policiales. En la Armada se consideraba que era un retroceso en sus carreras, dicho esto con el respeto que nos merecen los buenos policías”.

“Pero la incrustación de militares en esas labores no es reciente. Desde hace décadas se les ha comisionado en labores de seguridad pública y actualmente varios cumplen esa responsabilidad en algunos estados. Los hay también quienes fungen, con acierto, como asesores en dependencias estratégicas, como Pemex y CFE.

“Sin embargo, en años recientes no han salido bien librados quienes han optado por ser comandantes o directores de seguridad pública. Quintana Roo es un ejemplo con dos almirantes: Gerardo Olavarrieta León (que se vio obligado a dejar el puesto) y Miguel Ángel Ramos Leal; actualmente hay un general, y ya ultimaron a otro.

“Un caso excepcional es el del contralmirante Manuel Mondragón y Kalb, actual comisionado nacional de Seguridad, a cuya trayectoria ya nos hemos referido. (…)

“Y apenas el miércoles se anunció que el almirante Sergio Javier Lara Montellano, quien dejará de ser comandante de la Octava Región Naval al pasar a situación de retiro, será el secretario de Seguridad Pública de Guerrero, donde la violencia se ha enquistado”.

Nota: Publicado el 10 de enero de 2014 en el periódico Milenio Novedades que se edita en Mérida, y en el sitio SIPSE.com. 

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