viernes, 28 de marzo de 2014

¿Niños soldados en México?

Por: Daniel Uicab Alonzo
La semana pasada entraron en vigencia nuevas normas para el reclutamiento en el Ejército y Fuerza Aérea mexicanos; entre ellas destaca la edad mínima para causar alta en la milicia, que ahora es de 15 años.

Se disminuyó un año la edad para el ingreso a planteles militares, pues antes de esta reforma los jóvenes eran admitidos a los 16 años y con estudios de secundaria, como cadetes para comenzar su formación en las Fuerzas Armadas.

El porqué de ese cambio radica en que la doctrina militar, el adiestramiento y la disciplina permean con mayor facilidad en muchachos jóvenes. Así, el objetivo de la educación militar es fortalecer los valores y virtudes humanos y militares y desarrollar hombres y mujeres autodisciplinados.

Por otra parte, nada tiene de particular el que se alisten demasiado jóvenes. De hecho, los cadetes del Colegio Militar que murieron en 1847 defendiendo la patria, así como los de la Escuela Naval, en 1914, eran muy jóvenes, casi niños.  

Ceremonia de reconocimiento a mandos en el Cuartel General de la Armada,
 en la ciudad de México, el 27 de marzo de 2014. (presidencia.gob.mx) 

Esto nos recuerda que hace un par de años, cuando Chihuahua era rehén de la delincuencia, el gobernador César Duarte propuso enrolar en las Fuerzas Armadas a los millones de jóvenes que no tienen oportunidades de estudiar, ni opciones para trabajar.

Una buena idea, porque los sistemas educativos militar y naval ofrecen becas para que a la par de una preparación académica los jóvenes inicien su formación militar, y después de cumplir ciertos años de servicio tienen la opción de continuar la carrera de las armas o integrarse a la vida civil con un título profesional.

Así, la Marina y el Ejército son buenas opciones para los jóvenes, principalmente para aquellos cuyas familias no cuentan con recursos suficientes para pagarles una carrera. Lo más importante es que cuando egresan, automáticamente lo hacen con un empleo bien remunerado.


Me consta que la mayoría de los adolescentes están mejor cuando tienen un conjunto firme de reglas y límites y la disciplina para seguirlas. Esto puede constatarse en las escuelas militarizadas, donde para muchos recibir disciplina siendo jovencitos ha sido la clave para tener éxito como adultos.

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Nota del autor
Para saber más acerca de los planteles militares y navales, consultar: http://www.sedena.gob.mx  y www.semar.gob.mx

viernes, 21 de marzo de 2014

Militares con VIH ganan una batalla

Por: Daniel Uicab Alonzo
La Cámara de Diputados –y con ello México– acaba de dar un gran paso en materia de derechos humanos al reformar la Ley del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas (Issfam) para evitar que militares portadores de VIH sean dados de baja. 

El cambio fue impulsado por el presidente Enrique Peña Nieto en octubre del año pasado, dentro de un paquete de cinco iniciativas que envió al Congreso de la Unión.

El asunto no es nuevo. En su informe 2011 “VIH Sida y Derechos Humanos en México: el caso de los militares”, la CNDH advertía que las Fuerzas Armadas son un grupo altamente vulnerable a las infecciones de transmisión sexual y al VIH debido a factores como la edad, la movilidad y la cultura de riesgo, entre otros, y que la violación a su derechos humanos era la práctica común en la prueba de detección del Sida, comenzando por su aplicación obligatoria, contra la que señalan las normas internacionales.

Algunos militares fallecieron sin el cobijo de una ley que amparara a sus familias.

El Ombudsman nacional documentó en ese entonces quejas contra Semar y Sedena desde 1992, que derivaron incluso en la baja de militares seropositivos; soldados y marinos en esa condición eran estigmatizados al ser “obligarlos” a solicitar su baja o desertar, con lo que perdían todos sus derechos para ellos y sus familias. (En 2012, el Ejército admitió que tenía entre sus filas más de 230 soldados con VIH).

La CNDH emitió varias recomendaciones a la Marina y al Ejército para restituir a algunos elementos dados de baja, pero los titulares las incumplían al invocar la tabla de padecimientos del artículo 226 de la Ley del Issfam, que señala las causales de retiro del personal castrense, esto no obstante que la Suprema Corte de Justicia estableció en 2007 jurisprudencia sobre el tema, al señalar que la causa legal de retiro por inutilidad basada en la seropositividad a los anticuerpos contra el virus del VIH, sustentada en la Ley del Issfam, viola el artículo primero de la Constitución.

Ha sido un largo camino para llegar a la reforma avalada por unanimidad el pasado miércoles en la Cámara baja y que deroga el numeral 82 del artículo 226 tantas veces citado, para eliminar los estados de inmunodeficiencia de cualquier origen como causal de retiro en las Fuerzas Armadas. 

Sin duda es solo un paso, pero un paso importante en la protección de la dignidad de todo ser humano.

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Nota: Publicado en mi Columna Acaecimientos el 21 de marzo de 2014, en el periódico Milenio Novedades que se edita en Mérida, Yuc., y en el sitio web www.sipse.com

domingo, 16 de marzo de 2014

Un cuento sobre Pemex

Por: Daniel Uicab Alonzo

Eran los primeros años de la década de los 70. Gigantescos buques-tanques de Pemex fondeaban en la base naval de Icacos, en Acapulco, casi besando la playa para descargar en un par de días sus miles de toneladas de combustibles mientras emergía su impresionante ‘obra viva’. 

Los veíamos desde nuestros guardacostas de la Armada, con “envidia de la buena”. Muchos deseaban embarcarse en alguno de esos buques petroleros que entonces llevaba nombres de presidentes: Guadalupe Victoria, Abelardo L. Rodríguez, Lázaro Cárdenas, y cuyas tripulaciones integraban una veintena de marinos.

Cien mil pesos –se decía– costaba una plaza en Pemex, que se recuperaban en un par de años, por los sueldos privilegiados y otras prestaciones a los trabajadores, que se mantienen a la fecha. Varios buzos de la Primera Compañía de Trabajos Submarinos, e incluso ingenieros mecánicos navales egresados de la Heroica Escuela Naval escucharon el canto de las sirenas y migraron a Pemex (otros lo hicieron a la CFE) en busca de mejor futuro. Lo paradójico: ahora la Marina construye barcos para Petróleos Mexicanos.

Gigantescos buques de Pemex fondeaban en los puertos.

Eran tiempos del presidente Luis Echeverría Álvarez; Antonio Dovalí Jaime dirigía la pujante paraestatal, y Joaquín Hernández Galicia “La Quina” estaba en el apogeo de su poder al frente del sindicato petrolero fundado en 1935, poder que le duraría solo un par de sexenios más.

Por esos años, Pemex despuntaba como la empresa que aportaba mayores recursos a la nación. Apenas en 1971, el pescador Rudecindo Cantarell había descubierto una mancha de aceite que brotaba en el mar de Campeche. “Ocho años después, la producción del pozo Chac marcaría el principio de la explotación de uno de los yacimientos marinos más grandes del mundo: Cantarell”.

Años después, con el ‘boom’ petrolero, José López Portillo nos exhortaría a prepararnos para administrar la abundancia del oro negro… que nunca llegó. Lo que sí llegó fue el escándalo de su amigo Jorge Díaz Serrano, acusado de un fraude por 35 millones de dólares por haber comprado dos buques-tanques con un sobreprecio durante su gestión al frente de Pemex… y la paraestatal siguió siendo el arca abierta y la caja chica del Gobierno y de sus directores...

Todo lo anterior son acaecimientos, registros de la historia, anécdotas; lo que dicen hoy Emilio Lozoya Austin, y otros funcionarios del Gobierno, de que Pemex no está implicado en el mega fraude de Oceanografía, ése es el cuento.

viernes, 7 de marzo de 2014

Fuero militar y otros “privilegios”

7 de marzo de 2014
Por: Daniel Uicab Alonzo

Para ingresar a las Fuerzas Armadas se firma un contrato voluntario en el que se especifican los derechos y obligaciones a los que se queda sujeto y que están plasmados en las leyes y reglamentos que rigen la férrea disciplina castrense.

Comentamos esto porque a finales de la semana pasada se retomó el tema del fuero militar, que pretenden acotar los legisladores, con el argumento de  respetar los derechos humanos de la sociedad civil sin menoscabo de  la disciplina militar. Hay que precisar que los militares fueron lanzados a la guerra contra la delincuencia sin un marco jurídico que normara su función policial.

Representantes de la Marina y del Ejército acudieron a una audiencia pública convocada por la Comisión de Justicia del Senado de la  República, para abordar ese tema toral de la justicia militar. Los primeros precisaron que su modo de actuar y operar es distinto a cualquier otro cuerpo de seguridad y para ello subsiste el fuero de guerra, no como un “privilegio” sino como una jurisdicción especializada. No obstante,  se mostraron flexibles para actualizar el Código de Justicia Militar (CJM) al marco internacional.

En esencia, el Legislativo pretende reformar el Artículo 57 del CJM –que se refiere a los delitos contra la disciplina militar– para fortalecer los derechos humanos de los civiles, sin eliminar el denominado “fuero de guerra” que, dicho sea de paso, en ningún país se elimina.

Marina y Ejército fueron lanzados a la guerra contra el narcotráfico sin un marco legal que regulara su actuación.

Ya la norma prevé que los delitos cometidos por militares en que intervengan civiles sean juzgados por jueces civiles. Un ejemplo del acotamiento al fuero militar se dio a principios de esta semana cuando  la Suprema Corte de Justicia amparó a dos militares acusados de delincuencia organizada, para que no fueran trasladados de prisión militar a un reclusorio de máxima seguridad sin autorización del juez militar que instruyó el proceso.

La orden de ese traslado no concedido provino de la autoridad facultada por la ley que rige el fuero de guerra, nada menos que  el director General de Justicia Militar. En otros tiempos, esto no hubiera sido posible.

Anexo "1"

Juzgados por civiles
El 27 de septiembre de 2013, en mi colaboración “Los retos del Atlas” narré la siguiente anécdota:

“Era una madrugada de principios de los años 80, en la entonces VI Zona Naval de Guaymas, Sonora. Un joven infante de marina realizaba su turno de vigilante en la Guardia en Prevención donde tenían confinado a un tercer maestre (sargento segundo) que iba a ser trasladado a la ciudad de México para ser juzgado por usurpación de funciones.

“La caseta de la guardia no tenía un lugar seguro para alojar detenidos, lo cual aprovechó el maestre para huir por una larga callejuela que desembocaba en la avenida principal del puerto. El infante corrió tras él y, como marca el protocolo, le ordenó detenerse tres veces, luego disparó al cielo para amedrentar al fugado, quien por fin se detuvo. Solo que en Guaymas abundan los cerros y en ellos hay viviendas: la bala mató a una joven. El joven marino fue detenido y llevado a la ciudad de México donde fue juzgado por un juez civil, al igual que el frustrado prófugo”.


Por esos días, la Comisión de Justicia del Senado iniciaba las audiencias públicas para analizar la reforma de justicia y fuero militar. Y le siguen dando vueltas...

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Nota: Publicado el 7 de marzo de 2014 en mi columna Acaecimientos, en el periódico Milenio Novedades, y en la página SIPSE.com