Una buena noticia parece que ha pasado desapercibida en nuestro país: el acercamiento entre las Coreas del Sur y del Norte.
Ilustración de las banderas de las dos Coreas, en los Juegos de Invierno. (Infobae) |
Inmersos
en las campañas (sin el “pre”) políticas, una buena noticia parece que ha
pasado desapercibida en nuestro país, quizá por su lejanía o porque las buenas
nuevas ya no causan impacto, ante el cúmulo de información que privilegia la
inseguridad y los chismes de personajes y celebridades. Se trata del
acercamiento entre las Coreas del Sur y el Norte.
Esa
península, que fuera colonia de Japón y luego invadida en 1945 por la URSS y
Estados Unidos al finalizar la II Guerra Mundial, se vio envuelta en un conflicto
con duración de tres años (1951-1953) y con un armisticio se acordó su división
en el Paralelo 38, única frontera de la llamada Guerra Fría que sigue vigente,
dejó regímenes polarizados, en el Norte, con un sistema comunista, y el Sur,
con un gobierno tutelado por Estados Unidos.
Desde
entonces no han cesado las discrepancias entre Pyongyang y Seúl, de hecho, de
cuando en cuando escala el conflicto latente por el programa para desarrollar
armas nucleares del Norte, pero la semana pasada se dieron señales que hacen
pensar que no es tan difícil alcanzar una paz duradera entre las dos Coreas.
La
noticia es que se anunció que ambas naciones desfilarán bajo una misma bandera
en los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebrarán en Pyeongchang, Corea del Sur, lo que confirma que el deporte abona más
para la paz y el entendimiento entre naciones que los organismos
internacionales creados más para el lucimiento de jefes de Estado en foros
mundiales. Para Corea del Sur, este incipiente diálogo intercoreano, iniciado
durante una reunión de ministros de Exteriores en Canadá, puede llevarlos a
discutir una resolución pacífica al tema nuclear, que ha orillado a Donald
Trump a presumir de tener un “gran botón nuclear”, en un nuevo intercambio de
amenazas con el líder norcoreano Kim Jong-un.
Al
respecto, en septiembre de 2017, México expulsó al embajador de Corea del Norte
en nuestro país, en protesta por las pruebas nucleares de su nación, que
consideraba “una grave amenaza para el mundo”. El diplomático norcoreano
consideró que México tomó una medida “ignorante” al declararlo persona non
grata. Pero ante este diálogo abierto entre las Coreas, que no es cosa menor,
también debería haber un pronunciamiento del gobierno, ¿o esperará línea del
vecino del norte? O quizás esté ocupado en concretar la compra de misiles para
la Marina.
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