Por: Daniel A. Uicab Alonzo
En 1977 llegó por primera vez a mis manos. Veinte
años después volvía a saber de ella, y hace unos tres años la desempolvé
nuevamente para anexarla a un reclamo a una dependencia de gobierno. Me refiero
al “Mensaje a García” o la “Carta a
García” como también se le conoce.
La semana pasada, mi hermano-de profesión médico-me
pidió una copia para enviarla a no sé qué firma farmacéutica. La volví a leer y
comprobé que sigue vigente, que en este momento en que usted lee este escrito, en algún lugar del planeta
hace falta alguien parallevar “el mensaje a García”.
Este ejercicio literario, escrito por un tal Elbert
Hubbard en las postrimerías del siglo XIX y, según se dice, reproducido en casi
todo el mundo, puede analizarse desde varias perspectivas.
Hace días, en la materia Análisis de Medios,
desmenuzamos la carta y discutimos si tenía un enfoque estructuralista, funcionalista
o marxista. Se concluyó, salomónicamente, que podía abordarse desde cualquiera
de estas corrientes, y todos coincidimos en que el mensaje es motivante.
Es difícil hacer un resumen de su contenido en breve
espacio, baste decir que “llevar un mensaje a García”-acción encomendada a un
hombre llamado Rowan, en el escenario de la guerra de la independencia de Cuba-
consiste fundamentalmente en completar misiones y objetivos sin poner excusas,
pretextos o justificaciones, y enfocarse única y exclusivamente al logro del objetivo. Esto se
resume en un fragmento de la carta:
“El mundo confiere sus mejores premios tanto en
honores como en dinero, a una sola cosa: a la iniciativa. ¿Qué es la
iniciativa? Puedo definirla en pocas palabras: hacer, lo que se debe de
hacer, bien hecho, sin que nadie lo
mande. A esta persona le sigue aquél que la hace bien cuando se lo ha ordenado
solo vez, es decir, aquéllos que saben
llevar la carta a García”.
¿No le parece que hay mucha gente que necesitaba
saber de este mensaje? Yo lo enviaría a los burócratas que solo esperan cumplir
sus ocho horas para checar su salida , sin importarles si quedó algún
pendiente; a los maestros que retiran temprano a sus alumnos para realizar su
junta sindical en horas de clases; a los estudiantes que incumplen con sus
tareas; a los diputados que dejan para el otro día el trabajo legislativo en
aras de satisfacer una afición…en fin, a esa gente que “nunca hace más de lo
que se le paga, (pero que) nunca obtiene pago
por más de lo que hace”.
Seguramente usted haría su lista con base en las
experiencias que ha tenido con secretarias,
cajeros de bancos, funcionarios de cualquier nivel, meseros, empleados
de comercios, médicos y enfermeras, prestadores de servicios… en fin, gente
que, como dicen los jóvenes, no da el “plus”. “Y esta atrofia de la voluntad,
esta mala gana para remover por sí mismo
los obstáculos, es lo que retarda el
bienestar colectivo de la sociedad”, dice la misiva.
La Carta puede obtenerla en la Red, o si lo desea,
con gusto le haré llegar una copia y comprobar que “el mundo los pide a gritos… está esperando siempre ansioso el
advenimiento de hombres capaces de llevar la carta a García”.
Nota: Este artículo fue publicado el martes 3 de octubre de 2006 en mi
columna Acaecimientos, en el periódico Milenio Novedades, de Mérida, Yuc.
El mensaje siempre está vigente, ¿no les parece?
* * * * * * *
El mensaje puede leerlo en: http://clusterfie.epn.edu.ec/ibernal/complemento/Garcia_Spanish.htm
Y aquí se lo transcribo
UN
MENSAJE A GARCIA
Introducción
Elbert
Hubbard, en el último año del siglo pasado (1899) se encontraba solo en la
redacción de un pequeño periódico en el medio Oeste de los Estados Unidos un
domingo por la tarde preparando la edición del lunes. Le faltaba un espacio en
la primera página y como no existían las agencias de noticias, se vio obligado
a rellenar el espacio con un pequeño escrito que improvisó y tituló "Un
Mensaje A García". Lo escribió en una hora.
Unas
semanas después recibió una carta del Presidente de la New York Central
Railroad, una de las compañías más grande de la surgente Nación, solicitándole
100,000 copias de su escrito y que le enviara la factura por lo que fuera. Como
no tenía una imprenta disponible para producir un pedido tan grande, le
contestó autorizándolo a reproducirlo solicitándole se especificara el nombre
del autor.
Meses
más tarde, una delegación de Rusia visitó la NYCR y le interesó el pequeño
escrito. Lo llevaron al Zar de Rusia el cual ordenó traducirlo y que se le
entregara a cada empleado ruso. Pasaron los años y al comienzo de la Primera
Guerra Mundial, los japonesesencontraron un pequeño papel amarillo que tenían
todos los prisioneros rusos en el frente de batalla y entendiendo era un
secreto militar lo enviaron a Tokio. Los japoneses lo tradujeron y ordenaron se
le entregara a cada soldado y empleado japonés. Así pasó con los alemanes,
españoles, turcos, chinos, franceses y los italianos, hasta regresar a los
americanos. Luego se preparó hasta una película para el cine. Para 1913 se
habían distribuido más de 40 millones y traducido a todos los idiomas, el
escrito más publicado estando vivo su autor hasta esa época.
Un
Mensaje a García
En
todo el asunto cubano de la Guerra Hispanoamericana, un hombre aparece en el horizonte
de mi memoria como Marte en su perihelio.
Cuando
comenzó la guerra entre España y los Estados Unidos, era muy necesario el
comunicarse rápidamente con el líder de los insurgentes. García estaba en algún
sitio de las densas montañas cubanas - pero nadie sabía dónde. No se podía usar
el correo o el telégrafo para llegar a él. El Presidente necesitaba su
cooperación, con urgencia.
¿Qué
se podía hacer?
Alguien
le dijo al Presidente, "Hay un tal Rowan que puede encontrar a García, si
es que alguien puede".
A
Rowan se le requirió fuera y se le dio una carta para que se la entregara a
García. Cómo "el tal Rowan" tomó la carta, la selló en una cartuchera
de cuero, se la amarró a su pecho sobre el corazón, en cuatro días desembarcó
de noche en las costas de Cuba desde un pequeño bote, desapareció dentro de la
jungla, y en tres semanas reapareció al otro lado de la Isla, habiendo
atravesado un país hostil a pie y entregó la carta a García son cosas que no
tengo especial interés describir sus detalles. El punto que deseo hacer es éste:
El Presidente Mackinley le entregó a Rowan una carta para que se la llevara a
García; Rowan tomó la carta y no preguntó "¿Dónde está García?".
¡Por
todo lo Eterno! aquí está un hombre del cual se le debe erigir una estatua en
bronce en cada universidad y escuela. No es conocer los libros lo que necesitan
nuestros estudiantes, ni conocer de esto o aquello, pero endurecer su columna
vertebral para que se pueda confiar en su lealtad de actuar prontamente, que
puedan concentrar sus energías: para que puedan hacer una cosa: "Llevar un
Mensaje A García".
El
General García está muerto, pero existen otros Garcías. No existe un hombre que
no haya tenido que realizar una gestión donde se requiera de muchas otras
personas, que no haya sido abrumado muchas veces por la imbecilidad del hombre
común - la inhabilidad o desinterés de concentrase en una cosa y realizarla.
Requerir
ayuda innecesaria, la desatención tonta, la indiferencia necia, y el trabajo a
medias parece ser la norma; y ningún hombre puede realizar sus objetivos a
menos que por la fuerza o engaño o amenazas obligue o soborne a otros para que
le ayuden; o por extraño, Dios en su infinita bondad realice un milagro, y le
envíe el Ángel de la Luz como su asistente.
Tú,
lector, has el siguiente experimento: Estás sentado en tu escritorio como
supervisor, con seis oficinistas subalternos a tu alrededor. Llama a uno de
ellos y le requieres: "Por favor, ve a la enciclopedia y prepara un
memorando sobre la vida de Corregio."El oficinista te responderá
amablemente diciendo: "Sí señor," y se irá a realizar la encomienda?
En
toda tu vida eso no ocurrirá. El oficinista te mirará con ojos incrédulos,
moviéndolos como un pez en pecera, y te hará una o varias de las siguientes
preguntas:
¿Quién
era él?
¿En
cuál enciclopedia?
¿Fui
empleado para hacer eso?
¿Quiso
decir Bismarck?
¿Por
qué Carlos no lo hace?
¿Está
muerto?
¿Hay
prisa en eso?
¿Le
puedo buscar el libro para que usted lo busque?
¿Para
qué usted desea esa información?
Apuesto
diez a uno a que después de haber contestado todas sus preguntas, y explicado
cómo y dónde encontrar la información, el porqué la necesitas, el oficinista
irá a buscar a otro para que le ayude a tratar de buscar a García - y vendrá
luego a decirte que esa persona no existe. Por supuesto puede que pierda mi
apuesta, pero de acuerdo a la Ley de Probabilidades no perderé.
Pero
si eres listo, no te romperás la cabeza explicándole a tu "asistente"
que Correggio está en el índice bajo las Cs, no bajo las Ks, pero suavemente le
dirás, " No te preocupes," e irás a hacerlo tú mismo. Es esa
incapacidad para obrar independientemente, esa incapacidad moral estúpida, esa
blandenguería de la voluntad y el carácter, ese desinterés y falta de
disposición para hacer bien las cosas de buena gana, esas son las cosas que han
pospuesto para lejos en el futuro la convivencia perfecta de los hombres.
Si
el hombre no actúa por su propia iniciativa para sí mismo, ¿Qué hará cuando el
producto de sus esfuerzos sea para todos? La fuerza bruta parece necesaria y el
temor a ser "rebajado" el sábado a la hora del cobro, hace que muchos
trabajadores o empleados conserven el trabajo o la colocación.
Anuncia
buscando un taquígrafo y de diez solicitantes, nueve son individuos que no
saben ortografía, y lo que es más, de individuos que no creen necesario
conocerla.
¿Podrían
esas personas escribir una carta a García?
"Mire
usted"--me decía el gerente de una gran fábrica, "mire usted aquel
tenedor de libros"
"Bien,
¿Qué le pasa? Es un magnífico contador; mas si se le manda a hacer una
diligencia, tal vez la haga, pero puede darse el caso de que entre en cuatro
salones de bebidas antes de llegar y cuando llegue a la calle principal ya no
se acuerde de lo que se le dijo".
¿Puede
confiarse a ese hombre que lleve un mensaje a García?
Recientemente
hemos estado oyendo conversaciones y expresiones de muchas simpatías hacia
"los extranjeros naturalizados que son objeto de explotación en los
talleres". Así como hacía "el hombre sin hogar que anda errante en
busca de trabajo honrado", y junto a esas expresiones, con frecuencia
emplearse palabras duras hacia los hombres que están dirigiendo empresas.
Nada
se dice del patrón que envejece antes de tiempo tratando en vano de inducir a
los eternos disgustados y perezosos a que hagan un trabajo a consciencia; ni se
dice nada del mucho tiempo ni de la paciencia que ese patrono ha tenido
buscando personal que no hace otra cosa sino "matar el tiempo" tan
pronto como el patrono vuelve la espalda.
En
todo establecimiento, oficina, y en toda fábrica se tiene constantemente en
práctica el procedimiento de selección por eliminación.
El
patrono está constantemente obligado a rebajar personal que ha demostrado
incompetencia en el desempeño de sus funciones, y a tomar otros empleados. No
importa que los tiempos sean buenos, este procedimiento de selección sigue en
todo tiempo y la única diferencia es que, cuando las cosas están malas y el
trabajo escasea, se hace la selección con más escrupulosidad, pero fuera, y
para siempre fuera tiene que ir el incompetente y el inservible. Por interés
propio el patrono tiene que quedarse con los mejores, con los que puedan llevar
un mensaje a García.
Conozco
a un individuo de aptitudes verdaderamente brillantes, pero sin habilidad
necesaria para manejar su propio negocio, y que, sin embargo, es completamente
inútil para cualquier otro, debido a la insana sospecha que constantemente
abriga de que su patrono le oprime o tratará de oprimirle. Sin poder mandar, no
tolera que se le mande. Si se le diera un mensaje para que se lo llevara a
García, probablemente su contestación sería: "Lléveselo usted mismo".
Hoy
este hombre anda errante por las calles en busca de trabajo, teniendo que
sufrir las inclemencias del tiempo. Nadie que le conozca se ofrece a darle
trabajo, puesto que es la esencia misma del descontento. No entra por razones y
lo único que en él podría producir algún efecto sería un buen puntapié salido
de una bota del número nueve, de suela gruesa. Sé, en verdad, que un individuo
tan moralmente deforme como ese, no es menos digno de compasión que el
físicamente inválido; pero en nuestra compasión derramemos también una lágrima
por aquellos hombres que se encuentran al frente de grandes empresas, cuyas
horas de trabajo no están limitadas por los sonidos del silbato y cuyos
cabellos prematuramente encanecen en la lucha que sostienen contra la
indiferencia zafia, contra la imbecilidad crasa y contra la ingratitud cruenta
de los otros, quienes, a no ser por el espíritu emprendedor de éstos, andarían
hambrientos y sin hogar.
Diríase
que me he expresado con mucha dureza. Tal vez sí; pero cuando el mundo entero
se ha entregado al descanso, yo quiero expresar una palabra de simpatía hacia
el hombre que sale adelante en su empresa; hacia el hombre que, aun a pesar de
grandes inconvenientes, ha sabido dirigir los esfuerzos de otros hombres y que,
después del triunfo, resulta que no ha ganado más que su subsistencia.
También
yo he cargado mi lata de comida al taller y he trabajado a jornal diario, y
también he sido patrono y sé qué puede decirse algo de ambos lados.
No
hay excelencia en la pobreza "per se", los harapos no sirven de
recomendación, notodos los patronos son rapaces y tiranos, ni todos los pobres
son virtuosos.
Mi
simpatía toda va hacia el hombre que hace su trabajo tan bien cuando el patrono
está presente, como cuando se encuentra ausente. Y el hombre que al
entregársele un mensaje a García, tranquilamente toma la misiva, sin hacer
preguntas idiotas, y sin intención de arrojarla a la primera alcantarilla que
encuentre a su paso, o de hacer cosa que no sea entregarla a su destinatario.
Ese hombre nunca queda sin trabajo ni tiene que declararse en huelga para que
se le aumente el sueldo. La civilización busca ansiosa, insistentemente, a esa
clase de hombres. Cualquier cosa que ese hombre pida, la consigue. Se le
necesita en toda ciudad, en todo pueblo, en toda villa, en toda oficina, tienda
y fábrica y en todo taller.
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